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lunes, 8 de febrero de 2021

Régimen Escocés Rectificado y Cristianismo Trascendente. Jean-Marc Vivenza

 


Será Joseph de Maistre (1753-1821), Gran Profeso del Régimen Escocés Rectificado, quien dará origen al término «cristianismo trascendente», al menos en lengua francesa, declarando en el diálogo XI de Las Veladas de San-Petersburgo: “Es lo que algunos Alemanes llamaron ‘Cristianismo transcendente’. Esta doctrina es una mezcla de platonismo, origenismo y filosofía hermética, sobre una base cristiana. Los conocimientos sobrenaturales son el gran objetivo de sus trabajos y de sus esperanzas; no dudan en absoluto de que sea posible al hombre ponerse en comunicación con el mundo espiritual, tener un trato con los espíritus y descubrir así los más raros misterios. […] su dogma fundamental es que el cristianismo, tal y como lo conocemos hoy, solo es una verdadera logia azul hecha para el vulgo; pero depende del hombre de deseo elevarse de grado en grado hasta conocimientos sublimes, tales como los poseían los primeros Cristianos que eran verdaderos iniciados…

El mismo Maistre, quien declaraba en su Memoria al duque de Brunswick (1781) que esperaba “añadir al Credo algunas riquezas”, que fue profundamente marcado por la lectura de los escritos de Orígenes de Alejandría (IIIer s.), creía en la existencia de una tradición secreta, de una disciplina reservada o “ciencia del Arcano” -actitud compartida por los miembros del Régimen Rectificado que se adherían, según la expresión de Jean-Baptiste Willermoz (1730-1824), a la “santa doctrina llegada de edad en edad por la Iniciación hasta nosotros”-, sosteniendo en su Ensayo sobre el Principio Generador de las constituciones políticas que las definiciones dogmáticas fueron impuestas a la Iglesia, y que “ocultan”, más que protegen, la Verdad.

Este “cristianismo trascendente” o “Ciencia del Hombre”, como bien nos explica Jean-Marc Vivenza, es el corazón del Régimen Escocés Rectificado, y apunta a otras cosas en el plano metafísico más allá de la enseñanza impartida por las diferentes confesiones cristianas, lo cual explica además por qué fue establecido un camino iniciático progresivo para revelar estas verdades, sin las cuales no se entendería que fuese necesario para los cristianos convencidos -sin contar las severas penas previstas por la autoridad romana que se aplican a aquellos que se hacen recibir en francmasonería-, esperar largos años sometiéndose a rituales extraños para finalmente escuchar un discurso que ya desde la infancia podrían encontrar en su catecismo.

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