Esta obra, que trata sobre la cuestión de la Iglesia y el
sacerdocio según Louis-Claude de Saint-Martin (1743-1803), tiene por objeto proyectar algunas vivas luces
sobre el tema del “sacerdocio” verdadero y el auténtico “ministerio trascendente”
de la Iglesia Interior, a fin de poner al día
las reales convicciones del Filósofo Desconocido en materia religiosa.
Se podría pensar, para explicar la actitud crítica de
Saint-Martin ante la institución eclesiástica -que tiene su origen muy
tempranamente, desde la época en que estudiaba al lado de su primer maestro
Martinez de Pasqually (+1774), y cuya expresión más llamativa, simbólicamente,
fue la de rehusar aceptar la presencia de un sacerdote en el momento de su
muerte-, que “desconocía la verdadera Iglesia”. Sin embargo, desde el punto de
vista del pensamiento del Filósofo Desconocido, nada podría ser más inexacto,
pues su distancia con la Iglesia, entendida bajo sus formas temporales y sus
diversas expresiones confesionales, proviene de una convicción profunda que
compartía con los pietistas, los filadelfianos discípulos de Jakob Böhme
(1575-1624), y los pensadores iluministas: las almas pueden, aquí abajo, vivir en comunión con el Cielo y
acceder a los más altos estados espirituales, sin ningún intermediario humano.
Así, lo que propone Saint-Martin para reencontrar a Dios, es que se
opere en el hombre la obra dicha, no sin razón, “según lo interno” – recordando que esta obra está destinada, no únicamente a
aquellos que están ya, o que desean participar en un camino iniciático, sino a
todas las “almas de deseo” que esperan vivir la experiencia del reencuentro
sobrenatural y transformador con lo divino.
De esta forma, los lectores en busca de esta unión íntima con lo
Invisible, ayudados por las explicaciones que descubrirán en estas páginas
sobre la naturaleza de la Iglesia Celeste y el ejercicio de la oración
interior, podrán llegar a estar en condiciones de participar de las “nupcias del Espíritu”, siguiendo en
ellas la vía teosófica preconizada por el Filósofo Desconocido que une así los
aspectos de la tradición de la mística supraesencial, permitiéndoles que se
pueda abrir en ellos, en algún momento, las puertas que dan acceso al “Santuario eterno”.
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